Conchi Silvent es una diseñadora con amplia experiencia en el mundo de la moda. Desde 1985 se dedica de lleno al diseño, patronaje y confección de todo tipo de prendas y lo que salta a la vista cuando se visita su perfil de Instagram es que está habituada a elaborar prendas para disciplinas como la danza, los bailes de salón, la gimnasia rítmica o el patinaje, entre otras. Su experiencia, sin duda, le ha ayudado a enfrentarse al reto que supone elaborar el vestuario de Inventio con su mezcla de actividades tan diversas como circo, danza y magia.
Esta ferrolana define el trabajo como complicado “porque hubo que innovar, introducir diferentes texturas y combinar tejidos elásticos con otros que no lo eran”. Había, además, muchos factores en juego y reconoce que lo que más le costó fue “situarse en el futuro” que plantea el espectáculo. Por si fuera poco, la historia exigía la introducción paulatina de elementos del universo xacobeo y de la cultura gallega que debían aparecer “en el momento adecuado, de una forma sutil”. Esta labor no fue fácil pero reconoce que disfrutó del trabajo por la creatividad y la libertad artística con que se desarrolló.
Las 45 piezas del vestuario de Inventio fueron cuidadosamente concebidas y elaboradas por esta perfeccionista diseñadora teniendo siempre en mente las exigencias de cada número. Así, para la espectacular escena de Deibit & Nymeria en un recipiente lleno de agua, hubo que escoger materiales adecuados para este número acuático, con un diseño ajustado y elástico al mismo tiempo, y dejar también zonas del cuerpo al aire que permitieran a los artistas sujetarse. En el plano estético, Conchi Silvent decidió jugar con unas licras con hologramas en tonos azulados y plateados en los que incrustó unas tiras de color azul que imitaban un río y otras blancas con forma de ola. Cosas que, dice riendo, “igual solo están en mi cabeza y nadie aprecia”, pero que dan idea del grado de detalle de su trabajo.
El proceso de creación de las piezas requería saber en primer lugar para qué número iba a ser y las exigencias ligadas a la disciplina. Con los requisitos en mente, los diseños tomaban forma en la cabeza de Silvent, planeando incluso el patronaje y ejecución, y lo siguiente era plasmarlos en un boceto a color que debía recibir el visto bueno de los artistas y la dirección. Para la diseñadora se trató de un “trabajo en equipo muy gratificante” y señala que pocas veces sus propuestas no salieron adelante, aunque sí que hubo ideas que tuvieron que ser descartadas, como el miriñaque que inicialmente iba a llevar Stéphanie Bouchard en su número de funambulismo y que al final quedó fuera.
Desde el punto de vista técnico, “lo más complicado fue el vestuario de Martín: conseguir las mangas elevadas, rellenar con los cristales…”. No fue fácil “lograr estructuras” pero reconoce que, pese a todo, se quedó “muy satisfecha con el resultado”. También fue laborioso el vestuario de los bailarines que llevan la vieira porque se realizó cosiendo piezas muy pequeñas de tela.
En cuanto al aspecto visual, Conchi Silvent destaca la diferencia entre ver la prenda en su taller y descubrirla en el espectáculo, con la iluminación y el movimiento. Y comenta entusiasmada lo “muchísimo” que le gustó el traje de peliqueiro que lleva Rubén Martín y las piezas de los bailarines de viento.
Ahora que el vestuario de Inventio está terminado y recorriendo escenarios de toda España, le toca al público admirar el buen hacer de Conchi Silvent. Su trabajo es la mejor prueba de que también es posible hacer magia con licras, polipiel o neopreno si se dan las puntadas precisas.